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jueves, 8 de noviembre de 2018

Arnoko arkua. Entzia. Araba.
Exif:Canon EOS 70D-f8-1/25sg-ISO160-18mm
Arco natural de Arno. Entzia. Alava.

Dicen que aquél arco fue tallado por el viento. Dicen los más viejos que hace mucho, mucho tiempo, era un portal a otro mundo; que la gente que por ahí pasaba era llevada a otra dimensión, donde al traspasarla eran engullidos por un monstruo que no tenía forma y que los dormía, para mecerlos luego en un sueño llenos de terrores y de falsos amores. Esa era la recompensa por haber osado traspasar aquél portal.
Dicen que un día caminaban felices unos niños de alma pura y que, al jugar a las escondidas, claro está, escogieron hacerlo en aquél arco horadado por los vientos de antaño. Cuando los cuatro jovenzuelos cruzaron el umbral hacia lo desconocido, se encontraron todos ellos en el mismo bosque. De este lado y de aquél, no se podían ver unos a otros. No había monstruo, ni sueños, ni terrores, sino el frescor de un susurrante viento que hacía silbar las rocas. Dicen que aquellos niños de puro corazón, rompieron la maldición de aquella puerta al otro mundo. Y dicen, también, que poco a poco, los que habían sido engullidos por aquel supuesto monstruo de pesadillas, fueron regresando a través del portal, desandando el camino, y que los que llegaron a conocerles les notaron muy cambiados, como si real y verdaderamente hubieran estado en otros mundos sin colores, ni olores, ni sabores... (LuisMa Sáez).



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